martes, 27 de julio de 2010

Final

Ruso se acaba. Después de más de tres meses sin posts, no tiene sentido seguir, continuar escribiendo como si nada hubiera pasado; aunque en relidad, nada ha pasado.
Dejé de escribir no porque no tuviera cosas que contar o porque me cansara, estuviera harto, no le viera el sentido... No. Simplemente, no entraba; no escribía. No puedo explicarlo. Lo siento.

Ruso, según lo conocemos, nunca volverá. Volverán otras cosas, otros sitios donde escribir.
Me gusta escribir.

He sido feliz haciendo Ruso. Muy feliz.

SyR también acaba. Por si alguien quiere saber el final: se vuelven a encontrar. Y se vuelven a amar. Nunca dejaron de amarse. Han pasado años y él es un economista de prestigio, ella enfermera de quirófano en el Hospital de Majadahonda. Susana, una encantadora preadolescente. Ella le sigue a él, por lo que escribe, lo que publica. Pero no han contactado desde el primer cumpleaños de Susana, la última vez que se vieron. Un día se encuentran por casualidad en Madrid. Él va a ver al Celta a la peineta, que juega contra el atléti; está haciendo tiempo. Ella está de compras con Susana. Él saluda a Susana, a la que conoció de bebé. A los dos les brillan los ojos. Hablan un rato, nerviosos. Al cabo, cada uno se va por su lado, pero es el principio de algo. Algo que debió ocurrir hace 17 años.
Todo esto lo cuenta Susana; en su diario.

He sido feliz haciendo SyR. Muy feliz.

Muchas gracias a los que habéis seguido este Blog.
De verdad. Cada comentario, cada lectura, ha sido muy importante para mí.

Espero veros en nuevos proyectos.
Espero que haya nuevos proyectos.

Saludos,
Carlos.

PD. ¿Qué estáis escuchando?

martes, 20 de abril de 2010

Inescrutables

Es muy curioso ver cómo gente que desconoce totalmente este (su) Blog ha llegado a él por casualidad. Por ejemplo, el día uno de abril alguien tecleo en Google como puedo saber donde tengo que ir para que coca cola me de un puesto de pancho y entró en el post Pancho;
alguien que buscaba amortiguador lavadora como está fabricado se encontró con este post; muchos entraron, después del partido del Barsa Arsenal al buscar isotropía, o Sergio Sauca Isotropía, o Treuba Sauca; alguien conoció a Sara y Roberto porque buscaba información de la boda de sara y rober, se conoce que no le gustó, apenas estuvo tiempo leyendo; también me encontró gente que buscaba pistoletazo en boda rusa, o la salida será en la calle isla de oza 76 a las 10 de la mañana, o www victor fernandez se siente muy identificado con la ciudad de vigo, o Luis Brea música, lo que quiere decir que los caminos para llegar a perdonequenosearuso son inescrutables.

Por cierto, SyR, coming soon:

... iba a Galicia a hacerse la encontradiza, como en los años anteriores, a intentar toparse con él en alguna playa, en cualquier chiringuito; que pasaría, irremediablemente y engañando a Susana con cualquier excusa, por Cobres y por las playas de Aldán, buscando su silueta, o más bien, buscando su voz, que era lo que ahora Sara más conocía de él.

lunes, 19 de abril de 2010

Gürtel

Ayer después de leer el extenso artículo sobre la trama Gürtel en El País domingo, soñé que tenía una presentación de la nueva versión del sistema de edición de video Avid Media Composer y que contrataba a Correa para hacerla, y la hacíamos en una piscina que en realidad eran tres y los de Avid nos decían que por qué tanto para presentar esto, que era demasiado, y yo decía que merecía la pena. Supongo que pillaba algo de la trama, porque acababa viviendo en La Finca, de la que también había un artículo en El País.

En la quiniela he acertado 3, así que como dice VBP, me ha tocado una cena con Gorosito.
Buen lunes, gran semana.

miércoles, 7 de abril de 2010

Messi, Trueba

Por más que un pesado repita mil veces una genialidad, ésta no se convierte en banalidad. Así pasó ayer con Sergio Sauca, que repitió hasta saciedad la genialidad de David Trueba en El País en su artículo de deportes del lunes cuando califico a Messi de isótropo, es decir "que tiene iguales propiedades en todas direcciones". Como decía un contrario, "mira, hay un momento en que te llega a confundir sobre cuál es la dirección en la que atacas y cuál en la que defiendes". Wenger, después de la actuación estelar del Astro de ayer, dijo que "es jugador de playstation". Tenemos siempre la necesidad de nombrar y entender todo, de parametrizarlo; algunos, como Trueba, lo hacen con genialidad, otros no sabemos qué decir. Y creo que es mejor, es mejor callar y disfrutar, disfrutar de la obra maestra del primer gol de ayer: una joya al nivel del gol de Maradona, del de Cruyff, de de Ronaldo (el otro Ronaldo, el gordo) ante el Depor o el Valencia, del gol del propio Messi ante el Getafe.

Todo esto, los goles y la isotropía, claro, sin Xavi Hernández en el centro del campo, no sé si sería posible. De qué planeta viniste... Xavi Hernández.

Al hilo de esto, estuve muy triste (a mí estas cosas me ponen triste) cuando El País decidió enviar (y éste accedió) a Enric González como corresponsal a Jerusalen. Me encantaban sus charlas de los martes, sus artículos de deportes, sus columnas de televisión y las de gente marginal de los domingos. Lo leía todo con avidez. Llegó un día que me quedé sin esto. Y llegó otro día, al poco, que el diario lo sustituyó por David Trueba. He leído las tres novelas de Trueba, y cada cual me gusta más. Me reí mucho con la familia Belitre en Abierto toda la noche, tuve la constante sonrisa amarga con Solo y sus amigos en Cuatro amigos y me emocioné con la maravillosa historia de amor de Sylvia y Ariel, así como con el resto de personajes en Saber perder. Como novelista es uno de mis preferidos, no le conocía como articulista, aunque sabía que hacía cosas en El Mundo y otros medios, y menos como articulista deportivo. Es un grande. Sí, sigo echando mucho de menos a González, pero estoy encantado de leer todos los días a Trueba.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Hoy

Esta mañana me he levantado a las siete de la mañana, aunque, gracias a Xavier, llevaba despierto desde la cinco. Me he puesto lo que he pillado, he preparado la bolsa y me he ido al gimnasio. Era de noche y la cuidad estaba vacía. Aunque hacía algo de frío, era agradable ir en moto por la ciudad vacía. El ginmasio está en la segunda planta del centro comercial A Laxe, en Vigo, claro. Como el Centro comercial está cerrado, hay que subir por un ascensor al que se accede desde la calle. Justo cuando se abrían las puertas de éste, ha llegado un tipo con pinta sospechosa (más homeless que mangante o ladrón o como se quiera decir) y me preguntado que si subía. No soy miedoso para estas cosas, pero evidentemente le he dicho que subiera el solo. No, mejor sube tú, me ha dicho. Claro, pero tú no subes conmigo. No ha contestado nada, pero se ha quedado merodeando por las puertas de los ascensores. En el gimnasio había poca gente. me gusta ir a estas horas porque los que se gustan en los gimnasios no suelen ir a estas horas y puedes estar traquilo sin que te den envidia (o asco) los que tienen mejor cuerpo que tú. He corrido 20 minutos a unos 8 ó 9 kilómetros por hora y he hecho unas abdominales. He sudado, aunque no mucho. Lo suficiente para después ir a la piscina y hacer unos largos. La piscina de este gimnasio es estupenda: además de tener vistas a la ría y a Cíes, tanto el agua como la temperatura ambiente están a temperatura perfecta. Como era la primera vez que iba, le he preguntado a la chica cuáles eran los normas y ésta me ha contestado de forma muy amable, aunque la información ha sido escasa. Quería saber cuándo era conveniente o no entrar en la sauna, cuánto tiempo, en definitiva, cuál era el recorrido idoneo para el SPA y no me ha sabido contestar muy bien. Aún así, con que un(a) monitor(a) de un gimnasio sea simpática, me vale: como no tomes litros de batidos de proteínas o lo que sea que toman estos, te suelen mirar por encima del hombre. Me ha pasado en otros sitios. Después de nadar, he entrado en el jacuzzi, después en los chorros y cascada y por último me he dado una sauna. Todo esto relajado y mirando a la ría. Sí, este ginmasio es sensiblemente más caro, pero merece la pena. Mola. Cuando he salido, comiendo un plátano llevado de casa para la ocasión, llovía. He pensado en desayunar allí y después coger la moto, esperando a ver si escampaba, pero el centro comercial seguía cerrado. Así que he cogido la moto. Mientras desayunaba un croasan a la plancha y un descafeinado con leche, he leído en el Marca que se ha lesionado el niñato. Bueno, eso no, pero sí que he visto una foto de Zidane en su despacho y he pensado que para qué querra Zidane un despacho y si será realmente necesario para el trabajo que quiera Dios que hace en el Madrid. Por supuesto no he leído la entrevista, que al parecer es la segunda parte de una larga entrevista. No me gustan las entrevistas con los deportistas, no me interesan lo que puedan decir. Quizá algún entrenador, hablando de tácticas (ya sean de juego, de carrera o de lo que sea), pueda ser interesante, pero no un deportista en activo. En la última página, salía una entrevista con Onésimo, ahora entrenador del Valladolid. Por supuesto, no me interesa lo que digo Onésimo, per sí su imagen: es la razón por al que voy al ginmasio. En Piantes, el lunes pasado, empezamos la operación anti-onésimo, que no es otra cosa que evirar acabar como Onésimo. (Éste se ha convertido en el bufón, por ponerle una palabra, de Piante. Es la diana de VBP y mía para echarnos unas risas. Pero creo que con razón, ¿no se acuerdan del Onésimo jugador? Mirenle ahora.) Al llegar a la oficina, la señora de la limpieza estaba fregando. Vaya, le voy a pisar, le he dicho. No pasa nada, para eso está. No, para eso no está, he pensado. Otra cosa es que no pase nada, porque además yo tengo que subir a la oficina y no se puede hacer otra cosa, pero que te pisen lo fregado me parece una putada con mayúsculas. Puede paracer una frivolidad, pero, con lo que cuesta fregar el suelo, con la tarea tan desagradable que es, que luego te la estropeen, que luego tengas que volver a pasar por ese punto la fregona, y que nunca queda igual, me parece una aunténtica putada. (He pensado una palabra para sustituir putada, pero sólo me ha salido fastidio, y no me ha gustado mucho, por eso he repetido putada).
VBP ya está aquí. Hemos departido del partido de ayer, de cómo el Bayer le levantó al Manchester el partido en el último minuto, bebiendo de la propia medicina que le hizo uno al otra en la final hace ya unos años. Ahora los dos estamos concentrados. Yo, escribiendo esto (Alfonso, en un rato estoy contigo); él, en su trabajo, supongo. En un rato tendremos reunión para empujar el proyecto Piantes (ya hablaré de él). También tengo que llamar a un proveedor para que me diga cómo me suministra un producto: si es físico o es on-line, y, con lo que me diga llamar al cliente y ofertárselo. También tengo que decirles a mis compañeros que ayer acabé GH y que tenemos que pasar el lunes a recoger los sistemas que allí tenemos. Y poco más. A la una de la tarde quiero estar en casa para ir a recoger a Xavier, preparar las maletas e irnos a Madrid, a pasar lo que espero sea una estupenda Semana Santa. Que ustedes también lo pasen bien. Nos hablamos a la vuelta.

jueves, 18 de marzo de 2010

Momentos deportivos II: El gol de Nayim

Si como bien supo ver Nelson Mandela, y contar maravillosamente John Carlin en El factor humano, el deporte es el mejor vehículo para unir y buscar puntos en común en sociedades divididas, estoy convencido de que en la España democrática, el día en el más nos sentimos como un país unido, empujando todos, independientemente de dónde viniéramos, de nuestras ideas o clases social, como si fuéramos una sola voz, fue el 10 de mayo de 1995 cuando, en París, en el minuto catorce y cincuenta segundos de la segunda parte de la prorroga, a sólo 10 segundos de los penaltis, Nayim cogió un balón al borde de la cal de la banda derecha y después de un segundo bote, le dio un zapatazo con la pierna derecha, cuerpo atrás para que el balón se elevara lo suficiente, que se coló, en una parábola perfecta, por encima del portero del Arsenal Shemann. Aquel día imagino abrazados, sin el menor de los reparos, al mayor de los independentistas catalanes con el señorito andaluz de polo con la bandera de España; al sin techo que lo tenía que ver desde los escaparates de la tienda de electrodomésticos con el ejecutivo que se paró en ese escaparate porque justo en ese momento salía de trabajar; al inmigrante que empieza a sentir este país como suyo, con el xenófobo que piensa que éste le quita su trabajo; a padres con sus hijos adolescentes; a parejas de novios enfadados por los pelos del desagüe; al rojo y al facha; el cura y el ateo...

Hay dos formas claras de no creerse en un primer momento las cosas que nos ocurren. Shemann y Victor Fernández representan las dos caras de una misma moneda: la incredulidad.

Shemann es la cruz: no está triste cuando se queda tumbado bajo la portería, no está desolado. Sabe que algo malo a pasado, pero no sabe qué, ni cómo, ni siquiera creo que en ese momento sepa cuándo.

La cara, en cambio, es la imagen de Victor Fernández llevándose las manos a la cabeza: como Shemann, no sabe lo que ha pasado, ni como, pero sabe que es feliz.


Y su felicidad, en los abrazos con Belsue, Pardeza, Poyet, etc., representa a una País entero, que en ese momento es feliz. Feliz por el qué: una recopa cuando el resto de copas que no eran la Copa de Europa tenían un importancia vital para los equipos menores y una fuerte competitividad; feliz por el quién: no sólo porque el Zaragoza de Fernández estuviera maravillando a Europa con un juego vistoso y lúcido, sino porque era el Zaragoza: si todas las comunidades autónomas tiene tópicos negativos (Madrid, chulos; Catalanes, ratas, Andaluces, vagos, etc.), sólo Aragón tiene un tópico positivo: el Aragonés es bruto, sí, pero también es noble y eso hacía que todos, casi sin excepción, nos sintiéramos identificados con su equipo, con su modesto equipo; y, por supuesto, feliz por el cómo: el final soñado de una final soñada, el gol que todo niño quiere marcar desde que juega en el parque, que todo aficionado sueña la noche antes de la final.

Son apenas cinco segundos los tarda el balón desde que sale de la bota de Nayim hasta que entra en la portería, el tiempo justo que le dio a mi padre en levantarse del sillón e irse a la cocina despotricando: “dónde va ese, coño, dónde va con ese tiro desde ahí”. En la puerta de la cocina, acabando su frase, ya sólo pudo escuchar los gritos de alegría de mi hermano Fer y míos, sólo pudo ver y unirse a nuestras manos en la cabeza y nuestros abrazos. Como todos los españoles, toda la familia, los que allí estábamos, nos abrazamos, saltamos, cantamos... fuimos felices. Sumamente felices.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Presentación

El otro día, en un curso que estoy recibiendo de Ejecutivo Comercial, uno de los ponentes trataba de explicar la importancia de una buena presentación, en este caso, en la entrevista comercial, con el siguiente ejemplo.

Puso sobre una mesa dos botellas de Coca Cola de las de 20cl de toda la vida: una de ellas con sus etiquetas y la otra sin etiquetas. Entonces, preguntó que si éstas fueran las dos últimas Coca Colas del lineal, cuál de ellas cogeríamos. Todos respondimos, casi al unísuno, que la que tenía las etiquetas. Después quitó la que tenía etiquetas y dejó la que no tenía etiquetas. Preguntó que si ésta fuera la última Coca Cola del lineal, la cogeríamos o no. Todos contestaron que no. Fui yo el único que contestó que sí. El ponente se extrañó, claro, esperaba 100% de respuestas que no.

¿La cogerías sin etiquetas?, me preguntó. Y argumenté mi postura, diciendo, no sé cómo lo veréis, que en el primer ejemplo, evidentemente, elegiría la botella con etiquetas porque lo que buscas es un orden al realizar la compra; pero en el segundo, cogería y bebería esa botella sin etiquetas claramente (mirando antes la chapa, para ver si es sin cafeina ;)), porque la botella de Coca Cola (esa botella con forma de mujer, después leí) en sí ya forma parte de la presentación, es totalmente reconocible; viéndola, sabes lo que es, siendo ésta más importante, quizá, que las propias etiquetas; que en sí misma, esta botella es un icono, que está en el imaginario colectivo, como la respiración de Dark Vader o el pelo(ti) de Maradona. (Cuando dije esto del icono, los demás compañeros ser rieron, no sé si pensaban si estaba gastando una broma). Así que de forma muy educada, e intentando no pasarme de listo (creo que no lo conseguí), le dije al ponente que quizá el ejemplo estaba mal puesto y que tendría que haber puesto la Coca Cola en una de las botellas de agua que había. En ese caso, sí habría una fallo de presentación y nadie cogería esa Coca Cola del lineal; por muy Coca Cola que fuera el contenido.

Bueno, sí, puede ser, dijo el ponente, y siguió con el curso... ya está el puto listo, seguro que también pensó...

Pero, no sé... ¿Cogerían ustedes una botella de Coca Cola convenientemente cerrada pero sin etiquetas?

martes, 16 de marzo de 2010

Delibes

Lo bueno de leer, aunque sólo sea ojear los periódicos, es que descubres que gente más inteligente o más preparada que tú, da en el clavo de lo que querías decir, de lo que llevas pensando hacía tiempo, en una sola frase. Pasó el domingo cuando leí el comentario de Savater al que hacía referencia ayer; y pasó ayer, cuando leí la columna de tv de El País que diariamente escribe David Trueba. Hablaba de Delibes y de cómo TVE era la única tele que había modificado la programación para homenajear al propio Delibes y de la grandeza de éste y del elenco de actores de Los Santos Inocentes, y acababa con esta frase: "Menos mal que existe la muerte, porque si no jamas se nos permitiría expresar cierto orgullo por los nuestros"

Hace poco, por su fallecimiento, todos flipamos de lo genial que fue J.L. Vázquez. Y aunque el orgullo me parece un concepto en muchos casos obsoleto, con unas connotaciones que nada me gustan y prefiero utilizarlo poco, ahora, es momento, no sólo de mostrar el orgullo por el Gran Delibes, (creo que es el escritor español que más he leído y, ¡qué cariño le tengo al Sr. Cayo!¡qué maravillosos recuerdos!), sino que también, el orgullo, como dice Trueba, por lo que hicieron en la estupenda película Los Santos Inocentes Rabal, Landa, Diego, Pavez, González..., un monumento a la altura, sin duda, del que hicieron Brando, Pacino, Cann, Duvall y Keaton para El Padrino.

lunes, 15 de marzo de 2010

Domingo

Leí en un artículo de Mabel Galaz de ayer en El País en el que trataba de descifrar el éxito de Belén Esteban, como Savater daba en el clavo del porqué de éste. Decía Savater que "El nivel cultural de este país es tal que encontrar a alguien que está por debajo satisface a muchos" y añadía, "Es como las mujeres que tienen una amiga más fea para parecer ellas más guapas". No sólo a esto se debe el éxito mediatico de la Esteban, en realidad, todos necesitamos a alguien menos que nosotros para sentirnos más.

Después me fui a Cangas a comerme una churrascada de época y vi un partido de un deporte que no sé cómo se llamaba y que era un mezcla de piragüismo, baloncesto y waterpolo en el que dos equipos, de cinco o seis componentes montados en kayak, se enfrentaban en un campo limitado por boyas y que tenían que meter gol (supongo que se llamaba así) en una especio de tablero de bloncesto con red. Debía ser un campeonato Gallego y, en lo que supuse era la final, jugaban el equipo de casa, o sea el Cangas de Morrazo con el de Ferrol. Hay gente para todo, pensé, y cogimos el coche para ir a casa.

Al llegar a casa, como el sol todavía calentaba, decidí ir a ver al Gran Peña, el equipo de mi barrio (Lavadores, Vigo). Ahí tuve una extraña conversación con el paisano de turno que está en la puerta, pero en realidad no está.

Entro en el campo.

Paisano: No se puede entrar.
Yo: ¿No se puede entrar?
Paisano: No, no se puede.
Yo: pero... por qué no se puede.
Paisano: porque acaba de comenzar el segundo tiempo.
Yo: ¿Y por eso no se puede entrar?
Paisano: Sí.
Yo: pero, ¿ni pagando?
Paisano: ah, pagando sí.

Todo muy vigués. Si no, lean La playa de los ahogados u Ojos de Agua, de Domingo Villar. Además de disfrutar de dos espléndidas novelas negras, sabrán de lo que hablo cuando digo todo muy vigués.

Más tarde, siesta, baño de Xavier, roscón, Escassi y el suplemento hombre de El País, donde descubrí, que bien llevados, se pueden llevar zapatos con calcetines blancos (subiendo un poco el bajo del pantalón, para hacerlo evidente, pero elegante) y que nunca, por muy moderno que parezca, se puede llevar traje con zapatillas tipo Converse. El traje, siempre con zapato.

Buen lunes!

jueves, 11 de marzo de 2010

11

Me he levantado normalmente, me he duchado, le he dado un beso a Xavier, que estaba en la cama de mis padres, riéndo como (casi) siempre; he salido de casa pensando en la reunión que tenía a las 11 y todo lo que tenía que preparar para ésta; pensando, también en el Madrid, en la eliminación de ayer; he puesto la radio, radio Marca: en un día como hoy había que escuchar Radio Marca, he pensado; había publicidad cuando he sintonizado la emisora, después, el locutor ha dicho la fecha de hoy y que hacía seis años desde..., y como cada 11 de marzo desde aquel fatídico 2004, me he estremecido y me he entristezido.

Después, el día ha pasado normal: porras, Marca, reunión, Avid, Final Cut, llamadas, risas, trabajo... pero no me podido quitar de la cabeza un texto de Arturo Pérez Reverte que leí hace unos años y que en su momento me gustó mucho.

Copio/pego.

Era guapísima, pensó. La mujer más guapa del mundo. Un vestido negro, escotado por detrás, el pelo recogido en la nuca. Unos ojos grandes e inteligentes que lo miraron de esa manera singular con que miran algunas mujeres, como si se pasearan por dentro de ti, escudriñándote cada rincón, y esa certeza te erizara la piel. No sabía cómo se llamaba, ni quién era. Ni siquiera si estaba con otro. Pero comprendió que era ella. Así que venció el nudo que se le había hecho en la garganta y dijo aquí te la juegas, chaval, te juegas el resto de tu vida, y a lo mejor haces el ridículo más espantoso; pero sería peor no intentarlo. Así que se fue derecho hacia ella, recorriendo esos cinco últimos metros que ningún hombre inteligente franquea si no son los ojos de la mujer los que invitan a recorrerlos. Hola, me llamo tal, dijo. Y no me perdonaría nunca dejarte salir de mi vida sin intentarlo. Ella lo miró despacio, evaluando su sonrisa algo tímida, la manera sencilla que tenía de estar de pie ante ella, encogiendo un poco los hombros como diciéndole ya sé que lo hemos visto muchas veces en el cine y por ahí, pero no puedo evitarlo. Te pareces a esas cosas que uno sueña cuando es niño.

Lo consiguió. La felicidad le estallaba dentro y el mundo y la vida eran una aventura maravillosa. Bailaron, rieron. Compartieron sus mundos e hicieron que éstos empezaran a fundirse el uno con el otro. Música, cine, viajes, libros. Tiene cosas que yo necesito, pensó. Cosas que a mí me faltan. A veces se quedaban callados, mirándose un rato largo, y ella sonreía un poco, casi enigmática. Quizá se sienta como yo me siento, pensó él. Tocó su piel, rozándola con precaución al principio. Acercaron los rostros para conversar entre la música, acarició su cabello, respiró su aroma, asimiló cada registro de su voz. Algo hice para merecerla, pensó de pronto. Los años de colegio, la facultad, el trabajo, la lucha por la vida. Sentía que era un premio especial; que una mujer así no caía del cielo a cambio de nada. Eso lo hizo sentirse más seguro, más cuajado y adulto. Y en sólo unas horas, maduró. Se hizo lúcido y se dispuso a merecerla.

Llegaron las campanadas. Ding, dong. Todos bailaban y reían, brindaban, chocaban las copas salpicándose de champaña. Feliz 2001. Feliz año nuevo. Él nunca había sido muy sociable; tenía sus ideas sobre las fiestas de año nuevo en general y sobre la Humanidad en particular, y no eran ingenuas en absoluto. Sin embargo, aquella vez amó a sus semejantes. Los habría abrazado a todos. Con la última campanada ella se quedó mirándolo en silencio, la copa en la mano, la boca entreabierta, y él se inclinó sobre sus labios. Sabían a champaña y a carne tibia, y a futuro. Alrededor los amigos aplaudían y bromeaban sobre el flechazo. Ellos seguían mirándose a los ojos y se besaron de nuevo, ajenos a todo. Y más tarde, rozando el alba, la acompañó a su casa. Se besaron de nuevo en el portal, mucho rato, y él regresó a casa caminando en la luz gris del amanecer, las manos en los bolsillos, sintiendo deseos de dar pasos de baile, como en las películas. Estaba enamorado.

Pasaron los meses y se amaron con locura. Ella estaba en el último año de carrera; él, a punto de conseguir el trabajo soñado durante muchos años. Viajaron juntos y hubo un verano maravilloso, el mar, los paseos por la playa, las noches cálidas. Cuando estaban juntos apenas necesitaban otra cosa. Ella se le aferraba, jadeante, sus ojos muy abiertos cerquísima de los suyos, abrazándolo como si pretendiera hundírselo para siempre en las entrañas. Te amaré toda mi vida, dijo él. Me parece que deseo un hijo, dijo ella. Que se parezca a ti. Que se nos parezca. El mundo era una trampa hostil, pero podía ser habitable, después de todo. Era posible, descubrieron sorprendidos, construir un lugar donde abrigarse del frío que hacía allá afuera: un refugio de piel cálida, de besos y de palabras. A veces se imaginaban de viejos, con nietos, libros, un pequeño velero con el que navegar juntos por un mar de atardeceres rojos y de memoria serena.

Aquel año consiguió el trabajo por el que había luchado toda su vida. Un puesto de responsabilidad en una multinacional importante. El primer día que fue al despacho, al llegar a su mesa situada junto a la ventana con una vista maravillosa de la ciudad, pensó que había llegado a algún sitio importante, y que el triunfo también era de ella. Tenía que compartir ese momento, así que descolgó el teléfono y marcó el número de la casa donde ahora vivían juntos. Estoy aquí, lo he conseguido. Estoy en la cima del mundo, dijo. Y te quiero. Mientras hablaba sus ojos se posaron, distraídos, en el calendario que estaba sobre la mesa: martes 11 de septiembre. Luego se volvió a mirar por la ventana. El día era hermoso, los cristales de la otra torre gemela reflejaban el sol de la mañana, y un avión enorme se acercaba volando muy bajo.

jueves, 4 de marzo de 2010

Marsellesa

Las generaciones anteriores no lo sé, pero los que nacimos en la España democrática, o al albor de ella, siempre hemos envidiado de Francia su himno. Escuchar a todo un estadio en un partido de la selección de fútbol, o mejor, en uno del torneo 5 (6) naciones de Rugby, cantar una canción tan bonita y simbólica como la Marsellesa, todos al unísono, como si fueran una sola voz, una sola persona, es algo que pone la carne de gallina, aunque seas, como en el caso de ayer, del equipo contrario. Todo lo demás que nos jode de los franceses, los camiones en la frontera, el chovinismo, París... todo es superfluo; teniendo un hinmo como el suyo, nuestro complejo de inferioridad se reduciría enormemente.

Ayer, más bonito que escuchar a todo Saint Dennis de pie cantando la Marsellesa, fue verlos coreando olé, olé, olé cuando unos cuantos chavales, que sombolizan como nadie el fútbol del siglo XXI, no dejaban de dar pases, regates, desmarques, juego directo... Henry se fue silbado; Iniesta, ovacionado.

Un gran día, si señor.

lunes, 1 de marzo de 2010

Intuición

Siempre he pensado que para acometer cualquier empresa es más importante la intuición que el conocimiento de la materia en la que te vayas a meter. No sabía, ni sé, por qué, pero, a pesar de la titulitis y masteritis que tenemos actualmente, a pesar de todo el conocimiento del que disponemos, sin una importante dosis de intuición es muy difícil, creo, moverse o llevar a cabo cualquier empeño.

Esto que creía que era un idea peregrina mía, ahora, en una estupenda entrevista en el semanario XLsemanal y en un libro que verá la luz este mes de marzo, Punset lo confirma. Habla de esto y de algunas otras cosas igual de intersentates: por ejemplo, que los sueños nos sirven para memorizar lo que hemos aprendido durante el día. ¡Flipa!

Copio/pego algunas partes:


XL. Pero será mejor tenerla para sobrevivir. ¿No es mejor tener más información?

E.P. Depende de los casos. Está el famoso experimento de Milwaukee y Detroit. A la pregunta de qué ciudad es mayor, el 60 por ciento de los norteamericanos acertó: Detroit. A la misma pregunta, el 9o por ciento de los alemanes acertó. ¿Por qué aciertan más los alemanes? Sencillamente, porque no tienen ni idea de Milwaukee. Cuando puedes disponer de toda la información necesaria, entonces es mejor la decisión racional; ahora bien, cuando no dispones de toda la información, es mejor tomar decisiones inconscientes.

XL. Insiste mucho en que hay que cambiar de opinión y en lo difícil que nos resulta a los humanos hacerlo.

E.P. ¿Cómo puede ser que los monos rhesus puedan cambiar de opinión y, sin embargo, los homínidos no lo hagan... ¡ni aunque los mates!?

XL. Destaca usted también la importancia del sueño para aprender.

E.P. Durante muchos años ha habido un gran debate sobre los sueños que partía de la idea freudiana de que cabía interpretarlos como reflejo de una realidad pasada o futura. Pero ahora ya sabemos para qué sirven los sueños. Lo hemos descubierto estudiando el sistema nervioso de la mosca del vinagre. Sabemos que ellas aprovechan el sueño para memorizar lo que han aprendido durante el día.

Nota: Esto de la intuición y el conocimiento, como toda regla, tiene una excepción: el montaje de los muebles de Ikea. Como te pases un paso del manual intentando seguir tu intuición, la has cagado: tendrás que desmontarlo entero para volver a empezar.

jueves, 18 de febrero de 2010

Delafé

Delafé y las flores azules (sin al Facto) vuelven con nuevo single como adelanto a lo que será su próximo disco. Será por cómo se mueve él, o por lo guapa que es ella, por la cotidianiedad de sus letras, por su propuesta musical (¡¿hip-hop amable?!), por el Steady Running, porque en directo son pura luz y color... por lo que sea, pero a mí me encantan.



"Espíritu Santo" Delafé y Las Flores Azules

Delafé y Las Flores Azules | Vídeos musicales MySpace


(Missing SyR...)

miércoles, 17 de febrero de 2010

Momentos deportivos I: El mate de Rudy.

Hay veces en el deporte (pocas veces, pero de vez en cuando ocurre) en las que la grandeza del perdedor hace empequeñecer al ganador, y la plata se queda en el imaginario colectivo, mientras el oro queda relegado al olvido. Quizá no de quién lo vivió directamente, pero sí para el resto de los seguidores. En fútbol pasó con la Holanda subcampeona del mundial del 74. Los que no vivimos en directo ese mundial, hemos oído hablar mucho de la Holanda de Cruyff, de la naranja mecánica, del fútbol total... y nada de la Alemania campeona.

En baloncesto, ocurrió en el 2008 en Pekín, en la final olímpica, cuando una generación superlativa de baloncestistas españoles entró de lleno en el corazón de la toda poderosa EEUU, se paseó por sus entrañas, divisó sus válvulas, sus puntos débiles, e hizo trabajar a ese corazón tan poco acostumbrado a ello, le hizo ponerse a mil para poder, por fin, después de mucho sufrir, hacerse con el oro. Como siempre, esa final la ganó Estados Unidos, pero en el imaginario colectivo quedará siempre España: quedará siempre Gasol, Navarro, Calderón, Reyes, Jiménez... quedará siempre, sobre todo, el mate de Rudy.

De ese partido apenas tengo recuerdos tangibles: no sé a qué hora fue, dónde lo vi, con quién; apenas recuerdo algún cruce de mensajes, supongo que con mis hermanos o con mis amigos Luis y David. Sí recuerdo, en cambio, emociones. La emoción de ver que España podía derrotar a USA, de sentirnos superiores en muchos momentos del partido, de tocar con los dedos, siquiera con las puntas, el sueño que parecía inalcanzable, y la emoción de ver como un chico espigado de Palma de Mallorca de 23 años, coge el balón en el centro del campo, se va de un contrario con una cinta, y directo, con una decisión impropia de quien se está enfrentando a una superpotencia, a la superpotencia, se encamina a canasta y, pasando por encima (y por debajo, y por un lado, y por detrás y por todos los lados) del gran Dwayne Howard, hace un mate glorioso, colgándose en el aro, que hace, no sólo temblar el tablero, sino levantar las ilusiones de todos los que en aquél momento lo estábamos viendo.

Ya digo que no sé con quién, ni cómo, pero sé que salté con Rudy y que, mientras éste estaba colgando del aro, yo estaba saltando, con las manos en la cabeza, emocionado, alucinado. También recuerdo, al rato de acabar el partido, un impulso irrefrenable por ir a Youtube y ver de nuevo el mate. Todavía hoy, de vez en cuando, tengo la necesidad de verlo; sobre todo cuando tengo que acometer alguna empresa que se me antoja imposible: veo el video y, casi siempre, cambio de opinión. Es como un símbolo del sí, podemos

Decía Ramón Trecet, sin par comentarista baloncestista y musical, al despedir cada día su programa de Radio 3, Diálogos 3, que “había que buscar la belleza, pues es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo”. En este mate hay belleza, y mucha.

Disfrútenlo...

lunes, 15 de febrero de 2010

Venganza

La sangre sobre la nieve es más roja, pero hace que se derrita antes. Debe ser por el calor, pensó Alfredo cuando la tocó con su mano izquierda. En la derecha todavía tenía el arma con el que había matado a Joaquín; y Joaquín, aún tenía los ojos abiertos, con la mirada perdida, como si sólo se hubiera quedado un rato reflexionando, tumbado sobre la nieve. Sobre la nieve tampoco se puede dejar una huella, pensó cuando se dio cuenta de que la había tocado sin el guante puesto, se derretirá con el primer sol, como las huellas del corazón, que, al final, también se derriten cuando cuando sale el sol; o como el impacto que produce matar, que también se evapora con el calor. Pero no como la sensación agridulce de la venganza. Ésta, como la sangre sobre la nieve, es más roja.


Este texto lo escribí hace un tiempo para un concurso de micro-relato negro. He de decir que nada gané con él.

jueves, 11 de febrero de 2010

Pancho

Mordeos la lengua, así no os pican. En serio, eso les da electricidad y se alejan... Esto les digo todos los años a mis amigos de Madrid, en la playa, cuando alguna tarde voy a la playa con ellos y sacamos algo de comer o algún helado y las avispas se acercan, hambrientas. Ellos se ríen, y de esto no entiendo por qué se ríen. De otras cosas sí, ya que para eso me quieren. No es que sea especialmente gracioso, pero el hecho de ser del pueblo, con lo que eso conlleva, y tener cierta gracia, cierta verborrea, me hace poder entrar en su grupo de amigos. Les gusta tener un bufón, alguien con, pero sobre todo, y de eso era consciente, de quién reírse. Pancho, me llaman, como el de Verano Azul. Yo puedo ser de pueblo, el simple quiosquero de un pueblo con mar, pero no soy tonto. El resto del pueblo me dice que cómo puedo ir con esos “estiraos”, señoritos de ciudad, pijos redomados; que si es que no veo que se están riendo de mí. Claro que veo que se ríen de mí, pero gracias a ellos, puedo acceder a chicas con las que sin ellos no sería capaz de soñar siquiera. En el botellón en la playa, se ríen de mí, a veces incluso conmigo, pero en el garito, en la discoteca... ahí somos iguales, no hay diferencias. Y las chicas me ven como a uno de ellos, como otro pijo de ciudad, pues así me visto y actúo: modulo la voz y copio los gestos de mis amigos. Alguna vez, para quedar bien con la chica con la intentan ligar, me utilizan y se ríen de mí delante de ella. Pero no me importa, al final siempre salgo airoso, aunque sin ofender a mi amigo, claro, no se vayan a enfadar y no llamen más.

Sólo tengo que procurar no hablar con ellas sobre a qué me dedico o de dónde soy. Ahí utilizo todo mi ingenio para desviar conversaciones, hacerla reír, hacer que en ese momento no mire el estatus de quien con ella habla. O sea, se olvide de quién soy yo. Algunas veces, inevitablemente, sale el tema, sobre todo con según qué chicas para las que esto es sumamente importante. Yo les digo la verdad y veo como sus caras cambian como si fueran una de estas tarjetas con relieve que moviéndolas cambian de dibujo. Al poco tienen que ir al baño y no vuelvo a verlas. Me da igual. Tampoco siempre quiero ligar por ligar. Hay veces que incluso soy yo quién directamente les digo que soy el quiosquero del pueblo para ahuyentarlas, de tan coñazo que son hablándome siempre de yates, másters, coches, ropas y no sé qué rollos más.

Cuando consigo ligar tengo que montármelo para ir a su hotel o apartamento, que, claro, siempre es mejor que la casa de mis padres. Si no pueden porque comparten habitación con una amiga, o veranean con sus padres, las intento convencer de lo romántico de hacerlo en la playa, con la luna iluminándonos y no sé cuántas chorradas más; y cuando no hay luna, les digo cosas como que saldrá para nosotros, seguro, les susurro al oído. Sé que no es muy ingenioso, pero funciona. Después de hacer el amor les digo que tengo prisa, pues tengo que abrir el quiosco. Como me paso toda la noche con coñas, al principio piensan que es otra de las bromas para hacerlas reír. Pero cuando se dan cuenta de que no bromeo, se enfadaban porque piensan que soy un alto ejecutivo que utiliza esa treta para deshacerse de ellas, y me acompañan al quiosco para cerciorarse. Al llegar al quiosco y abrir el arcón para sacar los primeros periódicos, se van sin despedirse, refunfuñando. Alguna, a modo de despedida, me dio una bofetada. Se sienten engañadas, supongo. Si bien no digo quién soy, tampoco miento, y, a fin de cuentas, al llegar al quiosco, el despreciado soy yo. No soy un ángel, pero tampoco un demonio.

Aquella noche, Susana se quedó dormida después de hacer el amor en la playa, bajo la luna, que esa noche sí estaba llena. Llegaba el momento de salir del cuento, pues no se podía calificar de otra manera esa noche con Susana, y con miedo y con mucha pena, le dije que tenía que irme a abrir el quiosco. Ella me miró contrariada un instante. Pero, ¿eres de este pueblo?, me preguntó. Sí, -afirmé, levantando los hombros y bajando la mirada; humillado- soy el quiosquero del pueblo. Seguíamos tumbados y abrazados. Después de un momento de silencio, levantó la cara y después de darme un leve beso dijo, qué bien, así sabrás dónde podemos tomar un buen desayuno.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Luis Brea

Hoy, recomendación.

Mi amigo Luis Alberto ha subido al myspace de su nuevo proyecto musical algunas canciones que grabó en un concierto en el Fotomatón el pasado mes de diciembre. Entre ellas algunas pequeñas maravillas como "Baso" es con v, Dicen por ahí o Bastante punk.

Luis Alberto es una de mis mejores amigos y, además... bueno, mejor que se presente él. Copio/pego de su Myspace:

"Hola, pertenecí durante diez años a "los sitios", como guitarra y vocalista, hasta Septiembre de 2008, momento en que empecé un proyecto en solitario, primero con el nombre de "Aviación Española", hasta que hace poco decidí presentarme definitivamente con mi nombre. He colagado diez canciones del concierto que perpetré en 17 de Diciembre de 2009 en el Fotomatón, esta grabación no se hubiera podido hacer sin el apoyo de Alfonso y la gestión técnica de Adrián y Jorge Martí (lider de Sporting), un beso para ellos, espero que os guste, abrazos"



Con ustedes, Luis Brea...

martes, 9 de febrero de 2010

Procrastinar




Hay veces en las que conceptos que no conocías de nada, de repente, aparecen en tu vida y empiezas a tener referencias de ellos por diversas vías. Hace poco me pasó con los Ensayos de Montaigne, de los que nada sabía hasta que, casi por casualidad, dos o tres amigos me hablaron de ellos en el mismo espacio de tiempo y por separado. También me pasó con la Teoría del Juego. O, de repente, por ejemplo, te das cuenta de la cantidad de gente que dice "estupendo". Parece una gilipollez, y posiblemente lo sea (lo es), pero era una palabra a la que hasta hace un tiempo apenas hacía caso, de hecho, me parecía noña, hasta que empecé a escucharla con cierta frecuencia y ahora, claro está, no paro de utilizar.

Pero el último gran (GRAN) descubrimiento que ha venido por esta extraña vía, ha sido el verbo, que obviamente no conocía, procrastinar. Procrastinar según la RAE es diferir, aplazar; la procastinación, según wikipedia es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables. y según la RAE es, acción y efecto de procrastinar.

Para mí ha sido un gran descubrimiento porque ahora sé que hay un verbo que me define. Soy, sin lugar a dudas, un procrastinador. Si este blog ha estado parado tantos días, no es porque no haya tenido ideas sobre las que hablar, o tiempo y energía para hacerlo. No. Es porque lo he ido dejando: he procrastinado; si el jueves es el cumpleaños de S. y todavía no tengo regalo es por un puro y simple acto de procrastinación.

Sé que es algo de lo que no se puede estar muy orgulloso, y, claro está, no se debería decir nunca en una entrevista de trabajo o al principio de una relación y, aunque desde hace un tiempo estoy trabajando en ello y me disciplino y pongo metas y todas estas cosas y va bien, cada vez tengo más periodos de tiempo en los que no procrastino, de vez en cuando tengo bajones y, por ejemplo, dejo el Blog abandonado durante unos cuantos días, dejo los regalos para el último momento, no hago las llamadas que debería hacer, gestiono tarde cosas, no me doy cuenta de que quedo y después veo que no puedo quedar, porque tengo que hacer algo que procrastiné, y tengo que hacer capitán mosca... hay mucho motivos por los que es malo procrastinar, aunque de vez en cuando, hacerlo, es ¡estupendo!

viernes, 22 de enero de 2010

Mal gusto

Es muy fácil que algo que pretenda ser transgresor, irreverente o políticamente incorrecto se quede en una cosa de un mal gusto tremendo. Una delgada linea separa ambos lados. Una vez, en el Fotomatón, una revista musical gratuíta nos llamó para que pusieramos publicidad en ella. Muy educadamente le dijimos que no, pues, independientemente del contenido, que sí era afín al Bar, lo que ellos pretendían que fuera una revista políticamente incorrecta, se quedaba en un producto de un mal gusto terrible. Lo mismo pasó con la famosa portada secuestrada de El Jueves de los principes. Supongo que la frontera está en no ser evidente, en la sutileza con la que envías el mensaje.

Una canción que empieza diciendo que le den por culo a tus amigos, cantado por una chica con una camiseta donde reza "iros todos a tomar por culo", muy sutil, que digamos, no es, y puede caer muy fácilmente en el mal gusto terrible, pero en este caso, no sólo no tiene mal gusto, sino que mola que te cagas.

Se llaman Los Punsetes. Juzguen ustedes:


Tus Amigos

Popstock Spain | Vídeos musicales MySpace

martes, 19 de enero de 2010

Otro Blog

Una persona a la que quiero mucho, pero que prefiere mantenerse en el economato (Gomaespuma dixit) "por pudor ante lo público", ha inaugurado un Blog. No se pierdan sus pequeñas, por breves, maravillosas perlas.

Entren y disfruten, yo lo hago a diario:
Blog

lunes, 18 de enero de 2010

Cuadro

Este sábado, dentro de lo que fue un estupendo fin de semana cotidiano, estuvimos en Espacio Atlántico, que viene a ser algo así como el ARCO de Vigo, o sea, la feria de arte contemporáneo de aquí.

Allí vi este cuadro que inmediatamente me recordó a SyR. El artista se llama Santi Jiménez, es de Santiago de Compostela y éste es su blog. Por si a alguien le interesa indagar más.

El cuadro se titula Tú a mí no me engañas.




(no me gustan nada las zonas VIP sobre todo cuando yo no puedo entrar en las zonas VIP)

miércoles, 13 de enero de 2010

Bisbal

Uno de los Blogs de música que sigo, y que más me gustan, se llama Retroalimentación y lo lleva Javier Becerra, crítico musical de La voz de Galicia. En los últimos Post, Javier hace un repaso por las canciones de la década, tanto para el Blog, como para el suplemente Fugas de La Voz. Para éste, elige, supongo que por importancia y atendiendo al público que lee La voz, como las tres canciones de la decada I Can’t Get Out Of My Head, de Kilye Minogue; Take me out, de Franz Ferdinan; y Bulería, bulería, de David Bisbal. El comentario que hace de la canción de Bisbal me parece especialmente acertado.

Siempre he pensado, y defendido en círculos independientes (llamémosle "fotomatoneros"), que OT es un excelente programa de entretenimiento familiar que en nada ha hecho daño a según que tipos de música minoritarios o de nicho (indie, Hip-Hop, Rock, etc.). Quizá el único daño que haya hecho, y posiblemente sea mucho, es el destrozo que han hecho algunos de los concursantes de algunas buenas canciones que han interpretado en las llamadas Galas. Pero en lo que afecta al mercado musical, nada de mal hizo a estos nichos; y sí, como afirma Becerra en su texto, a la ya "casposa" industria musical comercial o mainstream, o cómo se la quiera llamar. A los que estaban subidos en el carro del éxito porque sí y se vieron desplazados, o por lo menos, temerosos de estos chicos incipientes.

Pero mejor, a lo Fernández Mallo, copio/pego el texto de Becerra, que el lo explica mejor que yo:

"Operación Triunfo no hizo más que poner sobre la mesa con toda transparencia lo cutre de la industria musical española. Pese a la atmósfera conspiratoria creada en su día, el programa no pervirtió con canciones de calidad ínfima las listas de ventas y las radiofórmulas patrias. No, más bien continuó un camino que estaba perfectamente trazado desde mediados de los ochenta: la mediocridad al poder.
¿Era mejor el Bailar pegados de Sergio Dalma que el Supermán de David Bustamante? ¿Superaban en calidad Ella Baila Sola a Chenoa? ¿Existía algo en Chayane más destacable que en David Bisbal? ¿Resulta más apreciable un estribillo como «Pasión gitana, sangre española y el mundo es una caracola» que los de los triunfitos? Muchas de las mentes bienpensantes de la música española contestarían que sí. Lo hicieron por puro instinto de supervivencia, al ver como los triunfitos los desplazaban en las galas de verano. Para ellos, el endemoniado Bulería, bulería de David Bisbal encarna todos los males. Y lo tuvieron que digerir sin gusto. El pueblo llano, sin embargo, lo bailó y bailó hasta cansarse"

lunes, 11 de enero de 2010

Lecturas

Entre el metro Alcorcón-Pozuelo; Pozuelo-Aeropuerto; y el avión Madrid-Vigo, me leí el divertido Pomponio Flato de E. Mendoza. No me pareció tan bueno como Gurb, pero me he reído mucho y creo que ha conseguido, sin duda, lo que quería: ridiculizar a todos los Danes Brown de turno.

Para Reyes me regalé El arte de amar, de Enrich Fromm. Lo leí hace años, creo que estaba en el instituro o recién lo había acabado (cuando unos cuantos amigos nos creíamos alguien por pasarnos libros "transgresores" y ver películas subrtituladas). Me gustó mucho y desde hacía tiempo quería releerlo. Sólo en el prólogo, se pueden leer cosas como ésta, hablando del amor de pareja: "... al comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran la intensidad del apasionamiento, ese estar "locos" el uno por el otro, como una prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior". ¡Mola!

También está en mi mesilla Industrias de la conciencia. Una historia social de la publicidad en España (1975-2009). Aunque a veces se enrevesa citando nombres y agencias, es un libro muy ameno y didactico, que nos cuenta cómo la publicidad ha influido en la sociedad y viceverasa. Especialmente interesante el capítulo que dedica a la publicidad política en los primeras años años de la democracia; una forma distinta de ver la famosa transición. O cómo todo se repite: en los 70 las marcas también intentaban venderse como "verdes" por eso era lo que molaba.

Por cierto: en el anterior post se me olvidó poner como uno de mis libros preferidos del año La playa de los ahogados, de Domingo Villar. Aparte de leer una buena novela policiaca, quien quiera saber cómo son realmente los Gallegos y, en concreto, los vigueses, les recomiendo que se acerquen a este novela.