lunes, 23 de marzo de 2009

Disfrutar de lo cotidiano...

Me ha molado este fin de semana, pese al desagradable sueño que tuve el viernes y que no quiero ni recordar.

El viernes codidazo con Mortol y Vicent, copita junto al mar, paseo por el puerto, otra copita, otro paseo y una última copita en la Plaza de la Constitución. Moi ben.

El sábado, comida en el Marco y visita al museo; Vicky, Cristina, Barcelona en DVD (no es tan mala); cañitas y picoteo con Mar y Eva, hablando de embarazos y del BNG y luego, ya sólo, al concierto de Doctor Explosion en La Iguana: qué buen concierto, qué divertido.

Y el domingo, después de la obligatoria (y maravillosa) lectura de periódicos en la cama, pizza en el Chicote (descubriendo comer con agua); Slumdog MIllionarie en el cine (no es tan buena. Sí, es entretenida y sales con la lagrimilla y eso, pero al día siguiente, la recuerdas y ya no emociona); un par de goles de del Barça y Doctor Mateo (que es una mierda pero me he enganchado: los domingos por la noche no son para Dostoievski)

Conclusión: hay veces que mola más vivir que soñar y que los pequeños detalles, la suma de pequeños momentos maravillosos hacen que la vida sea así, maravillosa. No esperes el gran momento, disfruta de lo cotidiano.

martes, 17 de marzo de 2009

Como conclusión

Hoy no me acuerdo del sueño que he tenido, pero S. me escuchó decir, ya entrada la mañana pero todavía dormido, como conclusión...

Como no me acuerdo, no sé a qué se referiría ese como conclusión.

Y poco más hoy. Ah, sí, no dejen de leer El Factor Humano de John Carlin. Maravilloso.

jueves, 12 de marzo de 2009

Uno cortito

El otro día dormí mal, bastante mal y tuve muchos sueños cortos, de estos que apenas duran unos segundos y no sabes si lo estás pensado o estás soñando. Éste es uno de ellos.

Se caía un avión en un río. El avión era de estos antiguos, como de la 2ª guerra mundial. Apenas iban unas personas en el avión y solo se salvó una señora mayor, que salió como si no hubiera pasado nada y que resultó ser la abuela de Indiana Jones.

Ahí queda eso.

martes, 10 de marzo de 2009

Sueño de hoy.

Hoy he soñado que ayudaba a varios amigos a hacer sus planes de empresa. Marga estaba agobiada porque no sacaba adelante su proyecto. S. intentaba ayudarla, pero por la razón que sea no podía. Al final, el dije, mira Marga, yo no sé mucho de empresa y planes de empresa, pero sé ayudar, sé escuchar. Dime qué necesitas y seguro que lo sacamos. Y efectivamente, acabó su plan de empresa (era de una tecnológica de no sé qué). Luego me fui río abajo. Era el río Alberche y aunque yo recuerdo el agua del Alberche muy fría, en este caso no lo estaba tanto y podías nadar. Por el camino río abajo, me encontraba a gente del Camping donde pasé mi infancia y que estos días estoy recordando a través de Facebook. Los veía, los reconocía pero no los saludaba... ni ellos a mí. En esto apareció Chema (novio de Marga) y me pidió ayuda con otro plan de empresa. Le ayudé, claro, pero un poco agobiado porque tenía que hacer mi trabajo, y entre planes de empresa y baños en el río, no había hecho nada. Sacamos el plan de empresa y volví al río, a dejarme caer por la corriente como hacía de pequeño. Aunque esta vez la corriente era tranquila. Y seguía encontrándome gente del camping, y seguía sin saludar. Después vino Alfonso, pero no venía con plan de empresa. Sólo quería charlar así que nos pasamos unas cuantas horas río abajo charlando sobre su nuevo negocio. Al rato nos dimos cuenta de que teníamos mucha hambre y subimos por unas escaleras que salían del río a una hamburguesería. Alfonso se pidió dos hamburguesas y como a mí me pareció mucho me pedí una y tres croquetas. Eso sí, con ensalada y patatas fritas. Cuando acabamos me fui a trabajar. Quede con mi jefe y nos fuimos a Promovisa (nuestra anterior empresa) a ver a no sé quién. Lo que iba a ser cinco minutos se convirtió en una mañana entera. Yo estaba angustiado porque estaba en mi anterior empresa, que ahora es competencia, cerrando negocios con clientes que eran de Promovisa antes y ahora son nuestros. Pero mi jefe no le daba importancia. Así que agobiado me fui y me encontré con Mortol. Nos bajamos al río a darnos un baño y después fuimos a comer algo (¿más?). Pero al salir del río hacía el restaurante a Mortol le entraron ganas de mear y se puso a mear en plena entrada del Bar, que era distinto a la hamburguesería de antes pero muy parecido. En esto llegó la camarera y, claro, nos echó la bronca por mear en el pasillo del Bar, sabiendo que había otros clientes cerca. El caso es que era verdad que había clientes cerca, que casi podían ser salpicados por Mortol, pero nosotros no le dábamos importancia. Ni siquiera al olor a pis que dejó en todo el Bar. Así que muy educado y con Mortol por detrás gritando que qué es eso, que no le dejan mear donde quiera, le dije a la camarera que nos diera dos hamburguesas para el camino. Muy amablemente nos la dio, y allá nos fuimos, río abajo a comer las hamburguesas...

lunes, 9 de marzo de 2009

Copa del Rey

Venía en el Marca el otro día que el himno español sonará a todo trapo para que esté siempre por encima de los abucheos en la final de la Copa del Rey entre Barça y Atlétic Club. En esto pensaba yo estos días cuando el Domingo me encontré con este artículo de Manuel Vicent. No sé si España es un partido de fútbol, pero es muy curioso ver cómo una hinchada se alegrará y la otra llorará por ganar o perder un trofeo que representa lo que minutos antes han abucheado.

Aquí el artículo