jueves, 18 de febrero de 2010

Delafé

Delafé y las flores azules (sin al Facto) vuelven con nuevo single como adelanto a lo que será su próximo disco. Será por cómo se mueve él, o por lo guapa que es ella, por la cotidianiedad de sus letras, por su propuesta musical (¡¿hip-hop amable?!), por el Steady Running, porque en directo son pura luz y color... por lo que sea, pero a mí me encantan.



"Espíritu Santo" Delafé y Las Flores Azules

Delafé y Las Flores Azules | Vídeos musicales MySpace


(Missing SyR...)

miércoles, 17 de febrero de 2010

Momentos deportivos I: El mate de Rudy.

Hay veces en el deporte (pocas veces, pero de vez en cuando ocurre) en las que la grandeza del perdedor hace empequeñecer al ganador, y la plata se queda en el imaginario colectivo, mientras el oro queda relegado al olvido. Quizá no de quién lo vivió directamente, pero sí para el resto de los seguidores. En fútbol pasó con la Holanda subcampeona del mundial del 74. Los que no vivimos en directo ese mundial, hemos oído hablar mucho de la Holanda de Cruyff, de la naranja mecánica, del fútbol total... y nada de la Alemania campeona.

En baloncesto, ocurrió en el 2008 en Pekín, en la final olímpica, cuando una generación superlativa de baloncestistas españoles entró de lleno en el corazón de la toda poderosa EEUU, se paseó por sus entrañas, divisó sus válvulas, sus puntos débiles, e hizo trabajar a ese corazón tan poco acostumbrado a ello, le hizo ponerse a mil para poder, por fin, después de mucho sufrir, hacerse con el oro. Como siempre, esa final la ganó Estados Unidos, pero en el imaginario colectivo quedará siempre España: quedará siempre Gasol, Navarro, Calderón, Reyes, Jiménez... quedará siempre, sobre todo, el mate de Rudy.

De ese partido apenas tengo recuerdos tangibles: no sé a qué hora fue, dónde lo vi, con quién; apenas recuerdo algún cruce de mensajes, supongo que con mis hermanos o con mis amigos Luis y David. Sí recuerdo, en cambio, emociones. La emoción de ver que España podía derrotar a USA, de sentirnos superiores en muchos momentos del partido, de tocar con los dedos, siquiera con las puntas, el sueño que parecía inalcanzable, y la emoción de ver como un chico espigado de Palma de Mallorca de 23 años, coge el balón en el centro del campo, se va de un contrario con una cinta, y directo, con una decisión impropia de quien se está enfrentando a una superpotencia, a la superpotencia, se encamina a canasta y, pasando por encima (y por debajo, y por un lado, y por detrás y por todos los lados) del gran Dwayne Howard, hace un mate glorioso, colgándose en el aro, que hace, no sólo temblar el tablero, sino levantar las ilusiones de todos los que en aquél momento lo estábamos viendo.

Ya digo que no sé con quién, ni cómo, pero sé que salté con Rudy y que, mientras éste estaba colgando del aro, yo estaba saltando, con las manos en la cabeza, emocionado, alucinado. También recuerdo, al rato de acabar el partido, un impulso irrefrenable por ir a Youtube y ver de nuevo el mate. Todavía hoy, de vez en cuando, tengo la necesidad de verlo; sobre todo cuando tengo que acometer alguna empresa que se me antoja imposible: veo el video y, casi siempre, cambio de opinión. Es como un símbolo del sí, podemos

Decía Ramón Trecet, sin par comentarista baloncestista y musical, al despedir cada día su programa de Radio 3, Diálogos 3, que “había que buscar la belleza, pues es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo”. En este mate hay belleza, y mucha.

Disfrútenlo...

lunes, 15 de febrero de 2010

Venganza

La sangre sobre la nieve es más roja, pero hace que se derrita antes. Debe ser por el calor, pensó Alfredo cuando la tocó con su mano izquierda. En la derecha todavía tenía el arma con el que había matado a Joaquín; y Joaquín, aún tenía los ojos abiertos, con la mirada perdida, como si sólo se hubiera quedado un rato reflexionando, tumbado sobre la nieve. Sobre la nieve tampoco se puede dejar una huella, pensó cuando se dio cuenta de que la había tocado sin el guante puesto, se derretirá con el primer sol, como las huellas del corazón, que, al final, también se derriten cuando cuando sale el sol; o como el impacto que produce matar, que también se evapora con el calor. Pero no como la sensación agridulce de la venganza. Ésta, como la sangre sobre la nieve, es más roja.


Este texto lo escribí hace un tiempo para un concurso de micro-relato negro. He de decir que nada gané con él.

jueves, 11 de febrero de 2010

Pancho

Mordeos la lengua, así no os pican. En serio, eso les da electricidad y se alejan... Esto les digo todos los años a mis amigos de Madrid, en la playa, cuando alguna tarde voy a la playa con ellos y sacamos algo de comer o algún helado y las avispas se acercan, hambrientas. Ellos se ríen, y de esto no entiendo por qué se ríen. De otras cosas sí, ya que para eso me quieren. No es que sea especialmente gracioso, pero el hecho de ser del pueblo, con lo que eso conlleva, y tener cierta gracia, cierta verborrea, me hace poder entrar en su grupo de amigos. Les gusta tener un bufón, alguien con, pero sobre todo, y de eso era consciente, de quién reírse. Pancho, me llaman, como el de Verano Azul. Yo puedo ser de pueblo, el simple quiosquero de un pueblo con mar, pero no soy tonto. El resto del pueblo me dice que cómo puedo ir con esos “estiraos”, señoritos de ciudad, pijos redomados; que si es que no veo que se están riendo de mí. Claro que veo que se ríen de mí, pero gracias a ellos, puedo acceder a chicas con las que sin ellos no sería capaz de soñar siquiera. En el botellón en la playa, se ríen de mí, a veces incluso conmigo, pero en el garito, en la discoteca... ahí somos iguales, no hay diferencias. Y las chicas me ven como a uno de ellos, como otro pijo de ciudad, pues así me visto y actúo: modulo la voz y copio los gestos de mis amigos. Alguna vez, para quedar bien con la chica con la intentan ligar, me utilizan y se ríen de mí delante de ella. Pero no me importa, al final siempre salgo airoso, aunque sin ofender a mi amigo, claro, no se vayan a enfadar y no llamen más.

Sólo tengo que procurar no hablar con ellas sobre a qué me dedico o de dónde soy. Ahí utilizo todo mi ingenio para desviar conversaciones, hacerla reír, hacer que en ese momento no mire el estatus de quien con ella habla. O sea, se olvide de quién soy yo. Algunas veces, inevitablemente, sale el tema, sobre todo con según qué chicas para las que esto es sumamente importante. Yo les digo la verdad y veo como sus caras cambian como si fueran una de estas tarjetas con relieve que moviéndolas cambian de dibujo. Al poco tienen que ir al baño y no vuelvo a verlas. Me da igual. Tampoco siempre quiero ligar por ligar. Hay veces que incluso soy yo quién directamente les digo que soy el quiosquero del pueblo para ahuyentarlas, de tan coñazo que son hablándome siempre de yates, másters, coches, ropas y no sé qué rollos más.

Cuando consigo ligar tengo que montármelo para ir a su hotel o apartamento, que, claro, siempre es mejor que la casa de mis padres. Si no pueden porque comparten habitación con una amiga, o veranean con sus padres, las intento convencer de lo romántico de hacerlo en la playa, con la luna iluminándonos y no sé cuántas chorradas más; y cuando no hay luna, les digo cosas como que saldrá para nosotros, seguro, les susurro al oído. Sé que no es muy ingenioso, pero funciona. Después de hacer el amor les digo que tengo prisa, pues tengo que abrir el quiosco. Como me paso toda la noche con coñas, al principio piensan que es otra de las bromas para hacerlas reír. Pero cuando se dan cuenta de que no bromeo, se enfadaban porque piensan que soy un alto ejecutivo que utiliza esa treta para deshacerse de ellas, y me acompañan al quiosco para cerciorarse. Al llegar al quiosco y abrir el arcón para sacar los primeros periódicos, se van sin despedirse, refunfuñando. Alguna, a modo de despedida, me dio una bofetada. Se sienten engañadas, supongo. Si bien no digo quién soy, tampoco miento, y, a fin de cuentas, al llegar al quiosco, el despreciado soy yo. No soy un ángel, pero tampoco un demonio.

Aquella noche, Susana se quedó dormida después de hacer el amor en la playa, bajo la luna, que esa noche sí estaba llena. Llegaba el momento de salir del cuento, pues no se podía calificar de otra manera esa noche con Susana, y con miedo y con mucha pena, le dije que tenía que irme a abrir el quiosco. Ella me miró contrariada un instante. Pero, ¿eres de este pueblo?, me preguntó. Sí, -afirmé, levantando los hombros y bajando la mirada; humillado- soy el quiosquero del pueblo. Seguíamos tumbados y abrazados. Después de un momento de silencio, levantó la cara y después de darme un leve beso dijo, qué bien, así sabrás dónde podemos tomar un buen desayuno.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Luis Brea

Hoy, recomendación.

Mi amigo Luis Alberto ha subido al myspace de su nuevo proyecto musical algunas canciones que grabó en un concierto en el Fotomatón el pasado mes de diciembre. Entre ellas algunas pequeñas maravillas como "Baso" es con v, Dicen por ahí o Bastante punk.

Luis Alberto es una de mis mejores amigos y, además... bueno, mejor que se presente él. Copio/pego de su Myspace:

"Hola, pertenecí durante diez años a "los sitios", como guitarra y vocalista, hasta Septiembre de 2008, momento en que empecé un proyecto en solitario, primero con el nombre de "Aviación Española", hasta que hace poco decidí presentarme definitivamente con mi nombre. He colagado diez canciones del concierto que perpetré en 17 de Diciembre de 2009 en el Fotomatón, esta grabación no se hubiera podido hacer sin el apoyo de Alfonso y la gestión técnica de Adrián y Jorge Martí (lider de Sporting), un beso para ellos, espero que os guste, abrazos"



Con ustedes, Luis Brea...

martes, 9 de febrero de 2010

Procrastinar




Hay veces en las que conceptos que no conocías de nada, de repente, aparecen en tu vida y empiezas a tener referencias de ellos por diversas vías. Hace poco me pasó con los Ensayos de Montaigne, de los que nada sabía hasta que, casi por casualidad, dos o tres amigos me hablaron de ellos en el mismo espacio de tiempo y por separado. También me pasó con la Teoría del Juego. O, de repente, por ejemplo, te das cuenta de la cantidad de gente que dice "estupendo". Parece una gilipollez, y posiblemente lo sea (lo es), pero era una palabra a la que hasta hace un tiempo apenas hacía caso, de hecho, me parecía noña, hasta que empecé a escucharla con cierta frecuencia y ahora, claro está, no paro de utilizar.

Pero el último gran (GRAN) descubrimiento que ha venido por esta extraña vía, ha sido el verbo, que obviamente no conocía, procrastinar. Procrastinar según la RAE es diferir, aplazar; la procastinación, según wikipedia es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables. y según la RAE es, acción y efecto de procrastinar.

Para mí ha sido un gran descubrimiento porque ahora sé que hay un verbo que me define. Soy, sin lugar a dudas, un procrastinador. Si este blog ha estado parado tantos días, no es porque no haya tenido ideas sobre las que hablar, o tiempo y energía para hacerlo. No. Es porque lo he ido dejando: he procrastinado; si el jueves es el cumpleaños de S. y todavía no tengo regalo es por un puro y simple acto de procrastinación.

Sé que es algo de lo que no se puede estar muy orgulloso, y, claro está, no se debería decir nunca en una entrevista de trabajo o al principio de una relación y, aunque desde hace un tiempo estoy trabajando en ello y me disciplino y pongo metas y todas estas cosas y va bien, cada vez tengo más periodos de tiempo en los que no procrastino, de vez en cuando tengo bajones y, por ejemplo, dejo el Blog abandonado durante unos cuantos días, dejo los regalos para el último momento, no hago las llamadas que debería hacer, gestiono tarde cosas, no me doy cuenta de que quedo y después veo que no puedo quedar, porque tengo que hacer algo que procrastiné, y tengo que hacer capitán mosca... hay mucho motivos por los que es malo procrastinar, aunque de vez en cuando, hacerlo, es ¡estupendo!