lunes, 15 de febrero de 2010

Venganza

La sangre sobre la nieve es más roja, pero hace que se derrita antes. Debe ser por el calor, pensó Alfredo cuando la tocó con su mano izquierda. En la derecha todavía tenía el arma con el que había matado a Joaquín; y Joaquín, aún tenía los ojos abiertos, con la mirada perdida, como si sólo se hubiera quedado un rato reflexionando, tumbado sobre la nieve. Sobre la nieve tampoco se puede dejar una huella, pensó cuando se dio cuenta de que la había tocado sin el guante puesto, se derretirá con el primer sol, como las huellas del corazón, que, al final, también se derriten cuando cuando sale el sol; o como el impacto que produce matar, que también se evapora con el calor. Pero no como la sensación agridulce de la venganza. Ésta, como la sangre sobre la nieve, es más roja.


Este texto lo escribí hace un tiempo para un concurso de micro-relato negro. He de decir que nada gané con él.

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