martes, 18 de agosto de 2009

La sonrisa de Marta




Hasta cuando sufre acelerando el ritmo en los últimos metros después de saltar vallas más de dos kilómetros y medio, parece que sonríe Marta. Cuando todos lloramos porque Marta se ha caído en la última valla teniendo posibilidades de medalla en unos Juegos Olímpicos, Marta, frente al entrevistador y miles de aficionados, después de reponerse del mareo y la caída, sonríe y su sonrisa nos consuela, como el amigo emfermo al que vas a visitar para animarle y eres tú el que sales exultante de la visita. Mientras suena el himno en su honor en lo más alto del podio en un campeonato del mundo, después de una carrera memorable, Marta se intenta poner seria, protocolaria; pero no puede, y al rato, emocionada, poco a poco, como no queriendo, sus labios se echan hacia atrás, su boca se abre y Marta nos muestra su sonrisa. Una sonrisa en la que todos cabemos, que contagia y emociona.

Por eso ayer sonreí cuando mi hermano me dijo que Marta había ganado, por eso hoy sonrío cuando veo la carrera y la entrega de medallas en el podio. Por ti, Marta, creo que hoy sonreiré todo el día.

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