jueves, 29 de enero de 2009

Otro sueño...

Para ir mezclando, ahí va un sueño. Éste es de hace un par de semanas Me desperté con una sensación de alivio, aunque aterrado a la vez.

Mi amigo Juan Emilio las pichaba en un accidente de tráfico al irse de fiesta después de salir del Fotomatón en el coche de un cliente, cuyo nombre no recuerdo, pero sé quien es. Yo tenía que llamar a Rubén (su primo) para decírselo y que se lo comunicara a su familia, ya que a mí me daba mucho palo decírselo a su madre, quien me habia llamado porque no sabía de él desde hacía tiempo. La cosa fue muy jodida, de verdad. Y curiosa. Mi amigo El Huevo y yo tuvimos que identificar el cadáver, pero al final yo no entré, porque me dio miedo, así que entró El Huevo solo. Cuando salió me dijo, sí, es él. Después, llorando los dos, no fuimos a una especie de fiesta donde estaban todos mis amigos y más gente. Todos estábamos jodidos, pero aún así, hicimos por pasarlo bien. Yo no me separaba del Huevo, y a cada poco, le notaba que estaba cambiando; cambios físicos. La fiesta era muy extraña, por ejemplo, un juego era como el juego de la silla, pero con sofás y tocando el culo a chicas, si tocabas el culo a alguna cuando paraba la música, te podías tumbar en el sofá con ella a retozar un rato (o algo parecido). Hasta que se lo toqué a Maica y el juego acabó: se enfadó mucho. ¡Y eso que no paró la música en ese momento y no tuvo que retozar conmigo!. Y llegó el momento del entierro. Me tocó a mí decir unas palabras sobre el finado, y cuando subí al atril (era el mismo decorado que en la primera secuencia de la película Reencuentro) me di cuenta de que el cambio que se estaba produciendo en el Huevo, era que estaba mutando por Juan Emilio y que quien al final había pichado y por el que iba a hablar era por el Huevo. Y que Juan Emilio estaba al lado mío. A lo que sólo pude decir: Que voy a decir de Luis... que era el huevo: eso lo dice todo. Y me eché a llorar, con un cierto alivio, porque pensé que si hubiera entrado yo a indetificar el cadáver, a lo mejor hubiera mutado conmigo.

A la salida, una chica, algo extravagante, convirtió en árbol a Cendón (os lo juro) y sonó el despertador.

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