lunes, 7 de septiembre de 2009

Disfrutar

Llevo un tiempo dándole vueltas a este post del siempre interesante Blog de Fernández Mallo. Habla, más o menos, del sufrimiento a la hora de crear una obra y afirma que, en contra de lo que se opina, hay que pasarlo bien, disfrutar con el trabajo que hagas para que los resultados sean más "profundos y despejados", y que, mientras trabajas, no hay que pensar que estás creando una obra, pues ese fin es que puede hacerte sufrir.

Habla sobre la creación de una obra artística, claro está, pero creo que es extrapolable a cualquier trabajo o profesión. Incluso a la vida misma, siendo esa obra final LA VIDA misma, o las distintas fases de ésta.

Sufre la chica cuyo sueño (OBRA) es la boda perfecta: casarse de blanco en la iglesia de su pueblo con el chico perfecto; sufre bucando al chico, seleccionando, y, si no lo encuentra, viendo cómo se pasa el tiempo, cómo se escapa su sueño; disfruta la chica que por casualidad conoce a un chico y al poco están desayunando tostadas con mantequilla salada, sin pensar si es el chico perfecto, y disfruta cuando se casa, sin pensar si será la boda perfecta.

Sufre el que quiere ser feliz a toda costa; disfruta el que, simplemente, es feliz.

No sé si tiene sentido lo que he escrito, pero paso de borrar. Ahí queda.

Y como no sé si he explicado bien de qué habla Fernández Mallo, copio/pego el final del post, para que cada uno saque sus propias conclusiones (o no):

...

NOTA:

Este fin de semana vi un documental sobre David Lynch, One (del que esperaba mucho más, pero bueno, hay momentos entrañables, sobre todo cuando sale él trabajando con sus manos en el taller de carpintería-fontanería-electricidad-chapa y pintura que tiene montado en su casa; el tío es un manitas), y decía algo que comparto al 100%, que era algo así como que siempre se creyó que para crear había que sufrir, pero que es todo lo contrario: si intentas pasártelo bien con tu trabajo los resultados son mucho más profundos y despejados. Hay trabajar en lo que te apetece, concentrado en eso, sin pensar en grandes obras, inventar sin pensar que estás haciendo una obra, y luego ya se convertirá en obra, si es que eso ocurre.

Cuando vi a Lynch diciendo eso recordé a Luis Macías, en bar de Brooklyn ante unas cervezas y unos nachos gigantes con guacamole que comíamos con verdadero apetito, diciéndome que le gustaba aquello que decía John Cage: trabaja duro y pásatelo bien con lo que haces en cada instante, y de vez en cuando, sólo muy de vez en cuando, recuerda que estás haciendo una obra. Aina Lorente y yo acabábamos de hacer de ayudantes en su obra Scan Land, y aquello era la confirmación de una coherencia total entre la teoría y la práctica en los trabajos de Luis.

Y todo eso, ayer domingo, me llevó a recordar algo que decía también Félix de Azúa en su Diccionario de las Artes, algo así como: no te apures y disfruta, si hay talento la obra sale, casi por sí sola, y si no hay talento por mucho que te esfuerces y sufras, no saldrá jamás.

Tengo por costumbre trabajar sólo en aquello en lo que disfruto y en lo que me proporciona emociones al margen de hacia dónde se encamine ese trabajo, sin pensar mucho en posibles futuros que condicionan la trayectoria de lo que estoy haciendo. Creo es de esa "emoción sin dirección" de donde salen de repente las cosas que al final hacen que una obra valga la pena. Por eso ayer fue un domingo chulo, casi feliz, trabajaba en mis cosas y espontáneamente me guiaba por un instinto similar al de esas personas a las que admiro. Evidentemente, no es que me compare con ellos, es sólo una forma de abordar y entender el propio acto creativo, ya sea escribir un libro o inventarse una nueva manera de atarse los zapatos. Y en estos trabajos de WeAreQQ, así como en los de Macías, percibo eso también. A lo mejor me confundo, no estoy dentro de sus cabezas para saber qué piensan, pero a mí me comunican eso, y es lo que me importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario