Ruso se acaba. Después de más de tres meses sin posts, no tiene sentido seguir, continuar escribiendo como si nada hubiera pasado; aunque en relidad, nada ha pasado.
Dejé de escribir no porque no tuviera cosas que contar o porque me cansara, estuviera harto, no le viera el sentido... No. Simplemente, no entraba; no escribía. No puedo explicarlo. Lo siento.
Ruso, según lo conocemos, nunca volverá. Volverán otras cosas, otros sitios donde escribir.
Me gusta escribir.
He sido feliz haciendo Ruso. Muy feliz.
SyR también acaba. Por si alguien quiere saber el final: se vuelven a encontrar. Y se vuelven a amar. Nunca dejaron de amarse. Han pasado años y él es un economista de prestigio, ella enfermera de quirófano en el Hospital de Majadahonda. Susana, una encantadora preadolescente. Ella le sigue a él, por lo que escribe, lo que publica. Pero no han contactado desde el primer cumpleaños de Susana, la última vez que se vieron. Un día se encuentran por casualidad en Madrid. Él va a ver al Celta a la peineta, que juega contra el atléti; está haciendo tiempo. Ella está de compras con Susana. Él saluda a Susana, a la que conoció de bebé. A los dos les brillan los ojos. Hablan un rato, nerviosos. Al cabo, cada uno se va por su lado, pero es el principio de algo. Algo que debió ocurrir hace 17 años.
Todo esto lo cuenta Susana; en su diario.
He sido feliz haciendo SyR. Muy feliz.
Muchas gracias a los que habéis seguido este Blog.
De verdad. Cada comentario, cada lectura, ha sido muy importante para mí.
Espero veros en nuevos proyectos.
Espero que haya nuevos proyectos.
Saludos,
Carlos.
PD. ¿Qué estáis escuchando?
martes, 27 de julio de 2010
martes, 20 de abril de 2010
Inescrutables
Es muy curioso ver cómo gente que desconoce totalmente este (su) Blog ha llegado a él por casualidad. Por ejemplo, el día uno de abril alguien tecleo en Google como puedo saber donde tengo que ir para que coca cola me de un puesto de pancho y entró en el post Pancho;
alguien que buscaba amortiguador lavadora como está fabricado se encontró con este post; muchos entraron, después del partido del Barsa Arsenal al buscar isotropía, o Sergio Sauca Isotropía, o Treuba Sauca; alguien conoció a Sara y Roberto porque buscaba información de la boda de sara y rober, se conoce que no le gustó, apenas estuvo tiempo leyendo; también me encontró gente que buscaba pistoletazo en boda rusa, o la salida será en la calle isla de oza 76 a las 10 de la mañana, o www victor fernandez se siente muy identificado con la ciudad de vigo, o Luis Brea música, lo que quiere decir que los caminos para llegar a perdonequenosearuso son inescrutables.
Por cierto, SyR, coming soon:
... iba a Galicia a hacerse la encontradiza, como en los años anteriores, a intentar toparse con él en alguna playa, en cualquier chiringuito; que pasaría, irremediablemente y engañando a Susana con cualquier excusa, por Cobres y por las playas de Aldán, buscando su silueta, o más bien, buscando su voz, que era lo que ahora Sara más conocía de él.
alguien que buscaba amortiguador lavadora como está fabricado se encontró con este post; muchos entraron, después del partido del Barsa Arsenal al buscar isotropía, o Sergio Sauca Isotropía, o Treuba Sauca; alguien conoció a Sara y Roberto porque buscaba información de la boda de sara y rober, se conoce que no le gustó, apenas estuvo tiempo leyendo; también me encontró gente que buscaba pistoletazo en boda rusa, o la salida será en la calle isla de oza 76 a las 10 de la mañana, o www victor fernandez se siente muy identificado con la ciudad de vigo, o Luis Brea música, lo que quiere decir que los caminos para llegar a perdonequenosearuso son inescrutables.
Por cierto, SyR, coming soon:
... iba a Galicia a hacerse la encontradiza, como en los años anteriores, a intentar toparse con él en alguna playa, en cualquier chiringuito; que pasaría, irremediablemente y engañando a Susana con cualquier excusa, por Cobres y por las playas de Aldán, buscando su silueta, o más bien, buscando su voz, que era lo que ahora Sara más conocía de él.
lunes, 19 de abril de 2010
Gürtel
Ayer después de leer el extenso artículo sobre la trama Gürtel en El País domingo, soñé que tenía una presentación de la nueva versión del sistema de edición de video Avid Media Composer y que contrataba a Correa para hacerla, y la hacíamos en una piscina que en realidad eran tres y los de Avid nos decían que por qué tanto para presentar esto, que era demasiado, y yo decía que merecía la pena. Supongo que pillaba algo de la trama, porque acababa viviendo en La Finca, de la que también había un artículo en El País.
En la quiniela he acertado 3, así que como dice VBP, me ha tocado una cena con Gorosito.
Buen lunes, gran semana.
En la quiniela he acertado 3, así que como dice VBP, me ha tocado una cena con Gorosito.
Buen lunes, gran semana.
miércoles, 7 de abril de 2010
Messi, Trueba
Por más que un pesado repita mil veces una genialidad, ésta no se convierte en banalidad. Así pasó ayer con Sergio Sauca, que repitió hasta saciedad la genialidad de David Trueba en El País en su artículo de deportes del lunes cuando califico a Messi de isótropo, es decir "que tiene iguales propiedades en todas direcciones". Como decía un contrario, "mira, hay un momento en que te llega a confundir sobre cuál es la dirección en la que atacas y cuál en la que defiendes". Wenger, después de la actuación estelar del Astro de ayer, dijo que "es jugador de playstation". Tenemos siempre la necesidad de nombrar y entender todo, de parametrizarlo; algunos, como Trueba, lo hacen con genialidad, otros no sabemos qué decir. Y creo que es mejor, es mejor callar y disfrutar, disfrutar de la obra maestra del primer gol de ayer: una joya al nivel del gol de Maradona, del de Cruyff, de de Ronaldo (el otro Ronaldo, el gordo) ante el Depor o el Valencia, del gol del propio Messi ante el Getafe.
Todo esto, los goles y la isotropía, claro, sin Xavi Hernández en el centro del campo, no sé si sería posible. De qué planeta viniste... Xavi Hernández.
Al hilo de esto, estuve muy triste (a mí estas cosas me ponen triste) cuando El País decidió enviar (y éste accedió) a Enric González como corresponsal a Jerusalen. Me encantaban sus charlas de los martes, sus artículos de deportes, sus columnas de televisión y las de gente marginal de los domingos. Lo leía todo con avidez. Llegó un día que me quedé sin esto. Y llegó otro día, al poco, que el diario lo sustituyó por David Trueba. He leído las tres novelas de Trueba, y cada cual me gusta más. Me reí mucho con la familia Belitre en Abierto toda la noche, tuve la constante sonrisa amarga con Solo y sus amigos en Cuatro amigos y me emocioné con la maravillosa historia de amor de Sylvia y Ariel, así como con el resto de personajes en Saber perder. Como novelista es uno de mis preferidos, no le conocía como articulista, aunque sabía que hacía cosas en El Mundo y otros medios, y menos como articulista deportivo. Es un grande. Sí, sigo echando mucho de menos a González, pero estoy encantado de leer todos los días a Trueba.
Todo esto, los goles y la isotropía, claro, sin Xavi Hernández en el centro del campo, no sé si sería posible. De qué planeta viniste... Xavi Hernández.
Al hilo de esto, estuve muy triste (a mí estas cosas me ponen triste) cuando El País decidió enviar (y éste accedió) a Enric González como corresponsal a Jerusalen. Me encantaban sus charlas de los martes, sus artículos de deportes, sus columnas de televisión y las de gente marginal de los domingos. Lo leía todo con avidez. Llegó un día que me quedé sin esto. Y llegó otro día, al poco, que el diario lo sustituyó por David Trueba. He leído las tres novelas de Trueba, y cada cual me gusta más. Me reí mucho con la familia Belitre en Abierto toda la noche, tuve la constante sonrisa amarga con Solo y sus amigos en Cuatro amigos y me emocioné con la maravillosa historia de amor de Sylvia y Ariel, así como con el resto de personajes en Saber perder. Como novelista es uno de mis preferidos, no le conocía como articulista, aunque sabía que hacía cosas en El Mundo y otros medios, y menos como articulista deportivo. Es un grande. Sí, sigo echando mucho de menos a González, pero estoy encantado de leer todos los días a Trueba.
miércoles, 31 de marzo de 2010
Hoy
Esta mañana me he levantado a las siete de la mañana, aunque, gracias a Xavier, llevaba despierto desde la cinco. Me he puesto lo que he pillado, he preparado la bolsa y me he ido al gimnasio. Era de noche y la cuidad estaba vacía. Aunque hacía algo de frío, era agradable ir en moto por la ciudad vacía. El ginmasio está en la segunda planta del centro comercial A Laxe, en Vigo, claro. Como el Centro comercial está cerrado, hay que subir por un ascensor al que se accede desde la calle. Justo cuando se abrían las puertas de éste, ha llegado un tipo con pinta sospechosa (más homeless que mangante o ladrón o como se quiera decir) y me preguntado que si subía. No soy miedoso para estas cosas, pero evidentemente le he dicho que subiera el solo. No, mejor sube tú, me ha dicho. Claro, pero tú no subes conmigo. No ha contestado nada, pero se ha quedado merodeando por las puertas de los ascensores. En el gimnasio había poca gente. me gusta ir a estas horas porque los que se gustan en los gimnasios no suelen ir a estas horas y puedes estar traquilo sin que te den envidia (o asco) los que tienen mejor cuerpo que tú. He corrido 20 minutos a unos 8 ó 9 kilómetros por hora y he hecho unas abdominales. He sudado, aunque no mucho. Lo suficiente para después ir a la piscina y hacer unos largos. La piscina de este gimnasio es estupenda: además de tener vistas a la ría y a Cíes, tanto el agua como la temperatura ambiente están a temperatura perfecta. Como era la primera vez que iba, le he preguntado a la chica cuáles eran los normas y ésta me ha contestado de forma muy amable, aunque la información ha sido escasa. Quería saber cuándo era conveniente o no entrar en la sauna, cuánto tiempo, en definitiva, cuál era el recorrido idoneo para el SPA y no me ha sabido contestar muy bien. Aún así, con que un(a) monitor(a) de un gimnasio sea simpática, me vale: como no tomes litros de batidos de proteínas o lo que sea que toman estos, te suelen mirar por encima del hombre. Me ha pasado en otros sitios. Después de nadar, he entrado en el jacuzzi, después en los chorros y cascada y por último me he dado una sauna. Todo esto relajado y mirando a la ría. Sí, este ginmasio es sensiblemente más caro, pero merece la pena. Mola. Cuando he salido, comiendo un plátano llevado de casa para la ocasión, llovía. He pensado en desayunar allí y después coger la moto, esperando a ver si escampaba, pero el centro comercial seguía cerrado. Así que he cogido la moto. Mientras desayunaba un croasan a la plancha y un descafeinado con leche, he leído en el Marca que se ha lesionado el niñato. Bueno, eso no, pero sí que he visto una foto de Zidane en su despacho y he pensado que para qué querra Zidane un despacho y si será realmente necesario para el trabajo que quiera Dios que hace en el Madrid. Por supuesto no he leído la entrevista, que al parecer es la segunda parte de una larga entrevista. No me gustan las entrevistas con los deportistas, no me interesan lo que puedan decir. Quizá algún entrenador, hablando de tácticas (ya sean de juego, de carrera o de lo que sea), pueda ser interesante, pero no un deportista en activo. En la última página, salía una entrevista con Onésimo, ahora entrenador del Valladolid. Por supuesto, no me interesa lo que digo Onésimo, per sí su imagen: es la razón por al que voy al ginmasio. En Piantes, el lunes pasado, empezamos la operación anti-onésimo, que no es otra cosa que evirar acabar como Onésimo. (Éste se ha convertido en el bufón, por ponerle una palabra, de Piante. Es la diana de VBP y mía para echarnos unas risas. Pero creo que con razón, ¿no se acuerdan del Onésimo jugador? Mirenle ahora.) Al llegar a la oficina, la señora de la limpieza estaba fregando. Vaya, le voy a pisar, le he dicho. No pasa nada, para eso está. No, para eso no está, he pensado. Otra cosa es que no pase nada, porque además yo tengo que subir a la oficina y no se puede hacer otra cosa, pero que te pisen lo fregado me parece una putada con mayúsculas. Puede paracer una frivolidad, pero, con lo que cuesta fregar el suelo, con la tarea tan desagradable que es, que luego te la estropeen, que luego tengas que volver a pasar por ese punto la fregona, y que nunca queda igual, me parece una aunténtica putada. (He pensado una palabra para sustituir putada, pero sólo me ha salido fastidio, y no me ha gustado mucho, por eso he repetido putada).
VBP ya está aquí. Hemos departido del partido de ayer, de cómo el Bayer le levantó al Manchester el partido en el último minuto, bebiendo de la propia medicina que le hizo uno al otra en la final hace ya unos años. Ahora los dos estamos concentrados. Yo, escribiendo esto (Alfonso, en un rato estoy contigo); él, en su trabajo, supongo. En un rato tendremos reunión para empujar el proyecto Piantes (ya hablaré de él). También tengo que llamar a un proveedor para que me diga cómo me suministra un producto: si es físico o es on-line, y, con lo que me diga llamar al cliente y ofertárselo. También tengo que decirles a mis compañeros que ayer acabé GH y que tenemos que pasar el lunes a recoger los sistemas que allí tenemos. Y poco más. A la una de la tarde quiero estar en casa para ir a recoger a Xavier, preparar las maletas e irnos a Madrid, a pasar lo que espero sea una estupenda Semana Santa. Que ustedes también lo pasen bien. Nos hablamos a la vuelta.
VBP ya está aquí. Hemos departido del partido de ayer, de cómo el Bayer le levantó al Manchester el partido en el último minuto, bebiendo de la propia medicina que le hizo uno al otra en la final hace ya unos años. Ahora los dos estamos concentrados. Yo, escribiendo esto (Alfonso, en un rato estoy contigo); él, en su trabajo, supongo. En un rato tendremos reunión para empujar el proyecto Piantes (ya hablaré de él). También tengo que llamar a un proveedor para que me diga cómo me suministra un producto: si es físico o es on-line, y, con lo que me diga llamar al cliente y ofertárselo. También tengo que decirles a mis compañeros que ayer acabé GH y que tenemos que pasar el lunes a recoger los sistemas que allí tenemos. Y poco más. A la una de la tarde quiero estar en casa para ir a recoger a Xavier, preparar las maletas e irnos a Madrid, a pasar lo que espero sea una estupenda Semana Santa. Que ustedes también lo pasen bien. Nos hablamos a la vuelta.
jueves, 18 de marzo de 2010
Momentos deportivos II: El gol de Nayim
Si como bien supo ver Nelson Mandela, y contar maravillosamente John Carlin en El factor humano, el deporte es el mejor vehículo para unir y buscar puntos en común en sociedades divididas, estoy convencido de que en la España democrática, el día en el más nos sentimos como un país unido, empujando todos, independientemente de dónde viniéramos, de nuestras ideas o clases social, como si fuéramos una sola voz, fue el 10 de mayo de 1995 cuando, en París, en el minuto catorce y cincuenta segundos de la segunda parte de la prorroga, a sólo 10 segundos de los penaltis, Nayim cogió un balón al borde de la cal de la banda derecha y después de un segundo bote, le dio un zapatazo con la pierna derecha, cuerpo atrás para que el balón se elevara lo suficiente, que se coló, en una parábola perfecta, por encima del portero del Arsenal Shemann. Aquel día imagino abrazados, sin el menor de los reparos, al mayor de los independentistas catalanes con el señorito andaluz de polo con la bandera de España; al sin techo que lo tenía que ver desde los escaparates de la tienda de electrodomésticos con el ejecutivo que se paró en ese escaparate porque justo en ese momento salía de trabajar; al inmigrante que empieza a sentir este país como suyo, con el xenófobo que piensa que éste le quita su trabajo; a padres con sus hijos adolescentes; a parejas de novios enfadados por los pelos del desagüe; al rojo y al facha; el cura y el ateo...
Hay dos formas claras de no creerse en un primer momento las cosas que nos ocurren. Shemann y Victor Fernández representan las dos caras de una misma moneda: la incredulidad.
Shemann es la cruz: no está triste cuando se queda tumbado bajo la portería, no está desolado. Sabe que algo malo a pasado, pero no sabe qué, ni cómo, ni siquiera creo que en ese momento sepa cuándo.
La cara, en cambio, es la imagen de Victor Fernández llevándose las manos a la cabeza: como Shemann, no sabe lo que ha pasado, ni como, pero sabe que es feliz.
Y su felicidad, en los abrazos con Belsue, Pardeza, Poyet, etc., representa a una País entero, que en ese momento es feliz. Feliz por el qué: una recopa cuando el resto de copas que no eran la Copa de Europa tenían un importancia vital para los equipos menores y una fuerte competitividad; feliz por el quién: no sólo porque el Zaragoza de Fernández estuviera maravillando a Europa con un juego vistoso y lúcido, sino porque era el Zaragoza: si todas las comunidades autónomas tiene tópicos negativos (Madrid, chulos; Catalanes, ratas, Andaluces, vagos, etc.), sólo Aragón tiene un tópico positivo: el Aragonés es bruto, sí, pero también es noble y eso hacía que todos, casi sin excepción, nos sintiéramos identificados con su equipo, con su modesto equipo; y, por supuesto, feliz por el cómo: el final soñado de una final soñada, el gol que todo niño quiere marcar desde que juega en el parque, que todo aficionado sueña la noche antes de la final.
Son apenas cinco segundos los tarda el balón desde que sale de la bota de Nayim hasta que entra en la portería, el tiempo justo que le dio a mi padre en levantarse del sillón e irse a la cocina despotricando: “dónde va ese, coño, dónde va con ese tiro desde ahí”. En la puerta de la cocina, acabando su frase, ya sólo pudo escuchar los gritos de alegría de mi hermano Fer y míos, sólo pudo ver y unirse a nuestras manos en la cabeza y nuestros abrazos. Como todos los españoles, toda la familia, los que allí estábamos, nos abrazamos, saltamos, cantamos... fuimos felices. Sumamente felices.
Hay dos formas claras de no creerse en un primer momento las cosas que nos ocurren. Shemann y Victor Fernández representan las dos caras de una misma moneda: la incredulidad.
Shemann es la cruz: no está triste cuando se queda tumbado bajo la portería, no está desolado. Sabe que algo malo a pasado, pero no sabe qué, ni cómo, ni siquiera creo que en ese momento sepa cuándo.
La cara, en cambio, es la imagen de Victor Fernández llevándose las manos a la cabeza: como Shemann, no sabe lo que ha pasado, ni como, pero sabe que es feliz.
Y su felicidad, en los abrazos con Belsue, Pardeza, Poyet, etc., representa a una País entero, que en ese momento es feliz. Feliz por el qué: una recopa cuando el resto de copas que no eran la Copa de Europa tenían un importancia vital para los equipos menores y una fuerte competitividad; feliz por el quién: no sólo porque el Zaragoza de Fernández estuviera maravillando a Europa con un juego vistoso y lúcido, sino porque era el Zaragoza: si todas las comunidades autónomas tiene tópicos negativos (Madrid, chulos; Catalanes, ratas, Andaluces, vagos, etc.), sólo Aragón tiene un tópico positivo: el Aragonés es bruto, sí, pero también es noble y eso hacía que todos, casi sin excepción, nos sintiéramos identificados con su equipo, con su modesto equipo; y, por supuesto, feliz por el cómo: el final soñado de una final soñada, el gol que todo niño quiere marcar desde que juega en el parque, que todo aficionado sueña la noche antes de la final.
Son apenas cinco segundos los tarda el balón desde que sale de la bota de Nayim hasta que entra en la portería, el tiempo justo que le dio a mi padre en levantarse del sillón e irse a la cocina despotricando: “dónde va ese, coño, dónde va con ese tiro desde ahí”. En la puerta de la cocina, acabando su frase, ya sólo pudo escuchar los gritos de alegría de mi hermano Fer y míos, sólo pudo ver y unirse a nuestras manos en la cabeza y nuestros abrazos. Como todos los españoles, toda la familia, los que allí estábamos, nos abrazamos, saltamos, cantamos... fuimos felices. Sumamente felices.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Presentación
El otro día, en un curso que estoy recibiendo de Ejecutivo Comercial, uno de los ponentes trataba de explicar la importancia de una buena presentación, en este caso, en la entrevista comercial, con el siguiente ejemplo.
Puso sobre una mesa dos botellas de Coca Cola de las de 20cl de toda la vida: una de ellas con sus etiquetas y la otra sin etiquetas. Entonces, preguntó que si éstas fueran las dos últimas Coca Colas del lineal, cuál de ellas cogeríamos. Todos respondimos, casi al unísuno, que la que tenía las etiquetas. Después quitó la que tenía etiquetas y dejó la que no tenía etiquetas. Preguntó que si ésta fuera la última Coca Cola del lineal, la cogeríamos o no. Todos contestaron que no. Fui yo el único que contestó que sí. El ponente se extrañó, claro, esperaba 100% de respuestas que no.
¿La cogerías sin etiquetas?, me preguntó. Y argumenté mi postura, diciendo, no sé cómo lo veréis, que en el primer ejemplo, evidentemente, elegiría la botella con etiquetas porque lo que buscas es un orden al realizar la compra; pero en el segundo, cogería y bebería esa botella sin etiquetas claramente (mirando antes la chapa, para ver si es sin cafeina ;)), porque la botella de Coca Cola (esa botella con forma de mujer, después leí) en sí ya forma parte de la presentación, es totalmente reconocible; viéndola, sabes lo que es, siendo ésta más importante, quizá, que las propias etiquetas; que en sí misma, esta botella es un icono, que está en el imaginario colectivo, como la respiración de Dark Vader o el pelo(ti) de Maradona. (Cuando dije esto del icono, los demás compañeros ser rieron, no sé si pensaban si estaba gastando una broma). Así que de forma muy educada, e intentando no pasarme de listo (creo que no lo conseguí), le dije al ponente que quizá el ejemplo estaba mal puesto y que tendría que haber puesto la Coca Cola en una de las botellas de agua que había. En ese caso, sí habría una fallo de presentación y nadie cogería esa Coca Cola del lineal; por muy Coca Cola que fuera el contenido.
Bueno, sí, puede ser, dijo el ponente, y siguió con el curso... ya está el puto listo, seguro que también pensó...
Pero, no sé... ¿Cogerían ustedes una botella de Coca Cola convenientemente cerrada pero sin etiquetas?
Puso sobre una mesa dos botellas de Coca Cola de las de 20cl de toda la vida: una de ellas con sus etiquetas y la otra sin etiquetas. Entonces, preguntó que si éstas fueran las dos últimas Coca Colas del lineal, cuál de ellas cogeríamos. Todos respondimos, casi al unísuno, que la que tenía las etiquetas. Después quitó la que tenía etiquetas y dejó la que no tenía etiquetas. Preguntó que si ésta fuera la última Coca Cola del lineal, la cogeríamos o no. Todos contestaron que no. Fui yo el único que contestó que sí. El ponente se extrañó, claro, esperaba 100% de respuestas que no.
¿La cogerías sin etiquetas?, me preguntó. Y argumenté mi postura, diciendo, no sé cómo lo veréis, que en el primer ejemplo, evidentemente, elegiría la botella con etiquetas porque lo que buscas es un orden al realizar la compra; pero en el segundo, cogería y bebería esa botella sin etiquetas claramente (mirando antes la chapa, para ver si es sin cafeina ;)), porque la botella de Coca Cola (esa botella con forma de mujer, después leí) en sí ya forma parte de la presentación, es totalmente reconocible; viéndola, sabes lo que es, siendo ésta más importante, quizá, que las propias etiquetas; que en sí misma, esta botella es un icono, que está en el imaginario colectivo, como la respiración de Dark Vader o el pelo(ti) de Maradona. (Cuando dije esto del icono, los demás compañeros ser rieron, no sé si pensaban si estaba gastando una broma). Así que de forma muy educada, e intentando no pasarme de listo (creo que no lo conseguí), le dije al ponente que quizá el ejemplo estaba mal puesto y que tendría que haber puesto la Coca Cola en una de las botellas de agua que había. En ese caso, sí habría una fallo de presentación y nadie cogería esa Coca Cola del lineal; por muy Coca Cola que fuera el contenido.
Bueno, sí, puede ser, dijo el ponente, y siguió con el curso... ya está el puto listo, seguro que también pensó...
Pero, no sé... ¿Cogerían ustedes una botella de Coca Cola convenientemente cerrada pero sin etiquetas?
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